La Calle Mayor de Alcalá: la calle más larga de Europa con soportales
Cuando decimos que Alcalá de Henares es una ciudad patrimonial llena de historia y única, no exageramos. Además de su reconocido patrimonio, ostenta todo un curioso récord: aquí se encuentra la calle soportalada a ambos lados más larga conservada de toda Europa. Hablamos de la Calle Mayor de Alcalá de Henares, que puede presumir de estos 396 metros de soportales a ambos lados como algo singular y único.
Un origen medieval con vocación comercial
La Calle Mayor de Alcalá es sin duda el gran eje comercial y turístico de la ciudad. Por ella pasan cada día miles de vecinos y turistas, y en ella recaen otras calles y plazas también históricas, como la calle Cervantes, en donde se encuentra el Restaurante Ambigú.
Para conocer su historia tenemos que remontarnos a la Edad Media, cuando Alcalá de Henares crecía en torno a su judería y a los caminos que conectaban con las puertas de la ciudad. La antigua aljama judía fue el germen de la calle Mayor, junto a la calzada romana Caesar Augusta de la ciudad. En aquel entonces se hizo necesario construir estos soportales para dar espacio a la multitud de mercaderes que allí se instalaron, y, de paso, dar cobijo a los transeúntes. Por tanto, siempre, desde sus orígenes, esta calle ha sido un ir y venir de gente…

Una de las cosas que hace diferente a esta calle es que los soportales nacen desde el aprovechamiento residencial, algo que, después, no harán otras plazas o calles. Aquí, fueron los propios propietarios de las viviendas los que levantaban columnas para proteger sus casas y facilitar el comercio. Y otra curiosidad: Si te fijas, aún podrás ver algunas columnas redondas de piedra, mandadas colocar entre los siglos XIV y XVI por los arzobispos Tenorio, Carrillo y Cisneros, para sustituir los pies derechos de madera.
396 metros de historia arquitectónica

El corazón social y cultural de la ciudad
Dado que en la Calle Mayor de Alcalá de Henares se encontraba la antigua judería, y fue durante siglos el centro de la vida social, comercial y estudiantil de la ciudad, preservar aquella identidad ha sido siempre una prioridad. Hoy en día está llena de tiendas y comercios variados, pero ya lo estuvo antes, porque aquí se abrieron boticas, talleres y tiendas que servían a vecinos y universitarios.
Aquellos negocios centenarios han ido dejando paso a otro tipo de restaurantes, cafeterías, comercios y espacios culturales más modernos que, no obstante, mantienen vivo su carácter histórico al cumplir el mismo cometido de antaño: ser un punto de encuentro diario para vecinos y visitantes.